Sara Pérez
Nunca creí que volvería ese horrible lugar, ese lugar que me traía tan malos recuerdos y lleno de gente hipócrita...
Me dirigía hacia un barrio donde me crie en la dolescencia, no sé si me recordarán.
Iba pasando el tiempo, las paradas y mis piernas no dejaban de temblar, pero miraba por el cristal del autobús y, parecía aquello tan cambiado que pensé que aquel no era mi destino.
Al llegar baje los escalones muy despacio, con miedo y con la mirada hacia el suelo mientras caminaba, cuando de repente me crucé con la mujer más preciosa que mis ojos podían ver. Su cara me era peculiar y en ese momento me habló.
– ¿Guillermo eres tú? - dijo con voz dulce.
Yo no tenía palabras, pero estaba segurísimo de que era ella mi querida y amada Valeria.
Me dirigía hacia un barrio donde me crie en la dolescencia, no sé si me recordarán.
Iba pasando el tiempo, las paradas y mis piernas no dejaban de temblar, pero miraba por el cristal del autobús y, parecía aquello tan cambiado que pensé que aquel no era mi destino.
Al llegar baje los escalones muy despacio, con miedo y con la mirada hacia el suelo mientras caminaba, cuando de repente me crucé con la mujer más preciosa que mis ojos podían ver. Su cara me era peculiar y en ese momento me habló.
– ¿Guillermo eres tú? - dijo con voz dulce.
Yo no tenía palabras, pero estaba segurísimo de que era ella mi querida y amada Valeria.
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