martes, 17 de mayo de 2016

El diálogo de amor. Romeo y Julieta

ROMEO Y JULIETA

ROMEO (Tania): Qué sencillo es burlarse de los demás, aquel que se ha mantenido apartado a los dolores. ¿Qué es aquello que ilumina el cielo? Será que se acerca el despertar del día?. No tardes en salir bella mujer, y cubre con el resplandor de tus rayos sin envidia a cualquier Miss. Debido a esto, el sol compite contigo. ¿Qué sudecerá cuando al amanecer del día le diga que es la mujer a la que realmente amo?. Ella quedará en silencio y serán sus ojos los que contesten por sí solos.¡Qué cosa la mía, si no me responderá! Las luces del cielo me supliran durante su ausencia. Si sus propios ojos fuesen astros en el cielo, serían los mejores. Si esto fuese real, seguro que el resplandor de dichos ojos sería tan fuerte que haría despertar a las aves antes del amanecer y estos cantarían hasta la presencia del alba.

JULIETA (Beatriz): ¡Qué pena!

ROMEO (Tania): Te escucho de nuevo como aquel ángel que aparece en mis sueños, quienes los de la muerte te observan cruzar con vuelo muy rápido y acomodarse sobre las nubles.

JULIETA (Beatriz): Romeo... ¿Por qué eres tú? Sé valiente y desaste de tus apellidos, ámame y yo me olvidaré de los míos

ROMEO (Tania): No sé si escucharte o hablar sobre mis pensamientos


JULIETA (Beatriz): Es tu apellido el que te pone en mi contra y no es que sea algo dificil de desahacer. ¿Por qué no lo cambias? Pese a ello todo seguiría igual; la rosa no tendría otro aroma aún cambiando de nombre. Así, mi Romeo, conservaría todas las cualidades propias de ella. Querido, deja tu nombre y por esto seré toda tuya.

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