Pedro Milans
¡Al abordaje!
-Papá, no puedo dormir.
El padre, sentado en el sillón del salón, coge a su pequeño en brazos y lo sienta en su regazo.
-Verás, ya sabes que hace tiempo hice un viaje en un barco, ¿no?
-Sí- contesta el niño recordando las antiguas fotos de su padre en alta mar.
-Pues en ese mismo viaje, mis compañeros y yo pudimos ver a una sirena real- cuenta el padre.
-¿Una sirena? ¡Sabía que existían!- grita el pequeño entusiasmado.
-Ocurrió un día en el que se desató una tormenta y nos pilló a bordo. Tuvimos que resguardarnos como pudimos en las habitaciones del barco mientras el capitán hacía todo lo posible para que no nos tragara la marea.
-¿Y el barco no se hundió?
-No- responde el padre-, por poco. La cuestión es que después de que pasara la tormenta, tuvimos que parar en una pequeña isla para repostar. Mis compañeros se fueron y me quedé yo solo en el barco. Entonces vi lo que parecía una aleta de delfín en el mar, hasta que pude observar que la cola pertenecía a una bella joven. Se acercó y...
-Cariño, es hora de dormir- dice la madre del pequeño entrando en el salón.
-Buenas noches- se despide el pequeño y se va a su cuarto.
-Lo has hecho a propósito, ¿verdad?- le pregunta el hombre a su mujer.
-Pues claro. Nuestro hijo no se puede enterar de que esa sirena era yo. Al menos de momento...
¿FIN?
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